Lo que un terapeuta no debe hacer: 24 señales de alarma a las que hay que prestar atención


Lo que un terapeuta no debe hacer: 24 señales de alarma a las que hay que prestar atención

Estos son algunos puntos generales que capturan la esencia de lo que un terapeuta no debe hacer:

1. Ser confuso o poco claro en su comunicación

2.Carecer de amabilidad, empatía o respeto

3.Hacer que las sesiones traten de otra cosa que no sea usted y su tratamiento de salud mental

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Si eres nuevo en la terapia o si acabas de empezar tus primeras sesiones, utiliza esta lista como recurso para evitar un terapeuta ineficaz.

Ya sea tu primera vez o estás considerando empezarla por primera vez, es natural que te preguntes: ¿Cómo sabré si lo que hace mi terapeuta es correcto?.

No hay una respuesta fácil, pero aquí hay 24 ejemplos de lo que no debe hacer un terapeuta.

1. No te genera confianza

La confianza es la base de cualquier relación entre un terapeuta autorizado y su cliente. Pero si entra en los detalles de tu vida antes de que te sientas cómodo compartiéndolos, puede ser muy incómodo para ti.

En cambio, el terapeuta debe empezar con detalles básicos de los que sea fácil hablar. Después de eso, pueden pasar gradualmente a las capas más profundas de lo que estás experimentando.

2. Falta de empatía




Es fundamental que seas honesto y abierto con tu terapeuta, pero eso es difícil de hacer si no muestra empatía.

Según un estudio realizado por el Dr. Robin DiMatteo, los médicos que mostraron empatía y preocupación genuina vieron un aumento del 19% en la adherencia del paciente.

Un buen terapeuta debe ser compasivo y comprensivo para conectar mejor contigo, hacerte sentir cómodo, proporcionarte la orientación adecuada y hacerte saber que estás en un lugar seguro.

3. Actuar de forma poco profesional

Las banderas rojas poco profesionales incluyen

  • Vestirse de forma inapropiada
  • Mala higiene
  • Hablar con demasiada ligereza o de manera informal
  • Tener la oficina desordenada

Puede ser difícil concentrarse con estas distracciones. Por otra parte, aunque te sientas cómodo en la oficina de un terapeuta, sigue siendo un entorno de trabajo profesional. Un buen terapeuta con licencia sabe que la forma en que se presenta como profesional de la salud mental dice mucho de él y de su forma de trabajar.

4. Ser crítico o juzgar

El trabajo de un terapeuta es analizar tu situación sin sus propias opiniones y prejuicios.

Si te sientes juzgado, puede obstaculizar el progreso y dificultar tu apertura. Nadie debería experimentar esto, especialmente de alguien cuya función es ayudarte.

5. Hacer cualquier otra cosa que no sea practicar la terapia

Estas son algunas cosas que no son propias de la terapia y que un profesional de la salud mental nunca debería hacer en tu sesión:

  • Hablar de cosas no relacionadas con el motivo por el que estás allí
  • Hacer comentarios o insinuaciones sexuales
  • Tocarle de forma inapropiada
  • Hacer planes con usted fuera de la sesión que no estén relacionados con su salud mental.

Esta es una relación profesional entre usted y su terapeuta. Deben saber que cualquier cosa que ocurra durante estas sesiones es estrictamente sobre tu salud mental y nada más.

6. Falta de confianza

Un terapeuta no debe mostrarse nervioso, tímido o falto de confianza en sí mismo porque puede generarte dudas a ti como cliente. Puede ser natural que los nuevos terapeutas experimenten esto, pero ¿cómo puedes confiar en la orientación de alguien que no tiene convicción en lo que dice? Un terapeuta con licencia tiene muchos conocimientos (respaldados por una gran formación y títulos de posgrado) y debe tener confianza en su enfoque de la psicoterapia.

7. Habla demasiado o no habla en absoluto




Si ves que tu terapeuta es el que más habla en las sesiones o que tú eres el único que habla, eso es otra señal de alarma.

La atención debe centrarse en usted, el cliente. Todos los profesionales de la salud mental con licencia están formados en comunicación.

Eso significa que deben saber cuándo cambiar de tema, cómo leer el lenguaje corporal, cómo guiarte en situaciones difíciles y cuándo hablar o no.

8. Dar consejos no solicitados

Contrariamente a la creencia popular, un buen terapeuta nunca le dirá cómo debe vivir su vida. No le dirá cómo debe tratar a los miembros de su familia, ni cómo debe romper con un cónyuge tóxico, ni qué aficiones debe practicar.

No importa el tiempo que te lleve o lo difícil que sea, el trabajo de un terapeuta es guiarte para que tomes tus propias decisiones y construyas la conciencia de tus pensamientos y emociones.

9. Compartir información confidencial

La confidencialidad del cliente no es sólo algo que hace un buen terapeuta: es la ley. Muchas leyes federales y estatales, como la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médico (HIPAA), hacen que la protección de la privacidad del cliente sea una prioridad.

A menos que se trate de salvar la vida de alguien, ningún clínico debe compartir los detalles de sus sesiones de terapia con nadie. Tampoco debe compartir con usted información confidencial sobre otros clientes.

10. Parecer aburrido o desinteresado

Si tiene objetivos que quiere alcanzar durante la terapia o cambios que quiere hacer, puede ser desalentador si su terapeuta no muestra que comparte sus intereses. Puede ser aún más desalentador si muestran alguno de estos otros signos claros de aburrimiento o falta de interés:

  • Dibujar en sus cuadernos
  • Bostezar todo el tiempo
  • Distraerse fácilmente con otra cosa
  • No centrarse o concentrarse
  • Llegar tarde a las sesiones
  • Hacer cualquier otra cosa que no sea hablar o escucharte
  • No es necesario que tu terapeuta comparta tus intereses, pero debe tenerlos en cuenta para que se ajusten a tu plan de salud mental. Para hacer esto de manera efectiva, también deben estar completamente comprometidos y concentrados en ti.

11. Evitar admitir errores o aceptar comentarios

Puede ser difícil avanzar en las sesiones de terapia si el terapeuta se toma las cosas como algo personal o si no puede admitir sus errores.

Debe ser capaz de admitir sus errores o responder a los comentarios constructivos sin negatividad. Ningún terapeuta es perfecto, pero uno bueno responderá a tus comentarios con madurez y calma.

12. Hablar en lenguaje técnico o académico

Los psicólogos clínicos son personas muy formadas y educadas. Pero eso no importa si no sabes de qué están hablando.

Un terapeuta no debería hablar en jerga psicológica. En su lugar, los terapeutas deben asegurarse de que lo que te dicen es muy claro, sin hacerte sentir tonto.

13. Terminar las sesiones sin elementos de acción

Hablar de los problemas o de las cuestiones difíciles, especialmente durante las primeras sesiones, es una de las formas más eficaces de tratar un problema de salud mental.

Pero si hablar es todo lo que hace tu terapeuta, ¿cómo puedes pasar a la acción en la vida real cuando no estás cerca de él?

Durante las sesiones, un buen terapeuta te dará las herramientas que necesitas y las acciones que debes llevar a casa. Esto te ayudará a construir tu independencia y a manejar situaciones difíciles por ti mismo.

14. No explicar cuándo la terapia ya no es necesaria

Si sigues viendo a tu terapeuta sin tener claro cuál es el objetivo final, no sólo no sabrás cuándo ha terminado la terapia, sino que no tendrás un estándar para medir tu progreso.

En cuanto a la decisión de continuar o dejar la terapia, no hay una respuesta única. Pero un terapeuta debe guiarte hacia objetivos que sean alcanzables y que funcionen mejor para ti a lo largo de las sesiones.

15. Hacer promesas o garantías

No hay forma de saber qué tipo de terapia funcionará al principio, especialmente si es la primera vez. Y eso no es malo. Sin embargo, el terapeuta no debe predecir su progreso, ya que puede crear expectativas poco realistas. Esto puede causar más dolor o desánimo en el futuro.

A pesar de la incertidumbre, un buen terapeuta será honesto contigo, y te asegurará que no estás solo en este viaje.

16. Responde a las llamadas telefónicas

Al igual que no te gustaría que alguien contestara al teléfono en medio de una conversación importante contigo, lo mismo ocurre con tu terapeuta. En su lugar, deben dejar toda forma de comunicación del mundo exterior para antes o después de tus sesiones.

17. Mostrar insensibilidad hacia tu cultura, religión, orientación, raza, edad, etc.

Es importante que los terapeutas sean sensibles a los antecedentes personales, culturales y religiosos. Si un terapeuta no es capaz de respetar sus costumbres tradicionales, puede dañar su confianza y obstaculizar su progreso.

Sin embargo, no se trata sólo de ser sensible. Como dijo el Dr. Kenneth Pargament en una entrevista con la Asociación Americana de Psicología, muchas acciones curativas -como el perdón, la meditación y la amabilidad- «tienen profundas raíces en las tradiciones y filosofías religiosas orientales y occidentales».

Un buen terapeuta debe saber esto y ser capaz de incorporar sus tradiciones y antecedentes con su tratamiento.

18. Utilizar diferentes métodos psicoterapéuticos sin tu permiso

Probar diferentes tratamientos no es una bandera roja, pero un terapeuta no debería utilizarlos sin tu consentimiento.

Hay muchos tipos de terapia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia humanista, la terapia psicodinámica y la terapia cognitiva basada en la atención plena (MBCT).

El proceso dinámico de encontrar el tratamiento adecuado no es fácil, y puede implicar probar distintos a lo largo del tiempo.

Pero antes de lanzarse a uno, tu terapeuta debe explicarte qué es lo que quiere utilizar y por qué lo quiere utilizar. También demuestra que respetan tus límites.

19. Parecer abrumado

No todo el mundo tiene el mismo problema de salud mental, y los terapeutas trabajan con muchas técnicas, antecedentes y diagnósticos diferentes.

Pero si un terapeuta muestra signos de agobio, puede significar que no está presente. Algunas señales del lenguaje corporal que demuestran esto pueden ser las manos en la frente, una expresión en blanco o no hacer contacto visual.

Su diálogo también puede delatarle: ser negativo, tener un tono de voz frío o hablar demasiado rápido o lento. Esto puede ser increíblemente incómodo para ti y hacerte sentir que nadie puede ayudarte o que no vales el tiempo del terapeuta.

La fatiga por compasión es algo real con lo que se encuentran los profesionales de la salud mental, pero deben tener un buen equilibrio entre el compromiso y el desapego con cada uno de los casos de sus clientes para ser más efectivos.

20. Olvidar los detalles básicos

Confundir constantemente los detalles básicos del tratamiento de salud mental es otra bandera roja y algo que un terapeuta no debe hacer.

Normalmente no pasa nada si ocurre en la primera o segunda sesión, pero el trabajo de un terapeuta es tomar buenas notas sobre ti, su cliente.

Esto incluye los nombres de los miembros de la familia, de qué te sientes cómodo hablando, qué técnicas psicoterapéuticas se están utilizando y los objetivos que quieres alcanzar.

Un buen terapeuta hace esto no sólo para asegurarse de que obtienes la mejor ayuda, sino que también demuestra que se preocupa y que está realmente involucrado.

21. Apoyar las decisiones equivocadas

En tu viaje hacia el bienestar, las cosas no saldrán perfectamente. Por ejemplo, si te han diagnosticado un trastorno bipolar y arremetes contra alguien, o si te han diagnosticado un trastorno alimentario y llevas días sin comer, no pasa nada. Los contratiempos pueden ocurrir. Son parte del proceso de curación.

Sin embargo, un terapeuta no debe apoyar o elogiar un comportamiento que no te ayuda. Eso no quiere decir que deba condenarte (véase el punto número cuatro).

Simplemente no debe reforzar un comportamiento que te perjudique a ti o a los demás. Por otro lado, un buen terapeuta siempre debería reconocer o alabar tus éxitos e hitos.

22. Apurar un diagnóstico




Establecer un diagnóstico no es fácil y lleva tiempo. La Asociación Americana de Psicología enumera las muchas cosas que un clínico debe tener en cuenta antes de tomar esta decisión.

Es muy importante porque gran parte del plan de salud mental de un cliente se basa en su diagnóstico.

Puede ser un proceso lento, pero un terapeuta debe asegurarse de haber tenido todo en cuenta antes de tomar esta decisión crítica en su vida.

23. Quedarse dormido

Por lo general, puedes saber que tu terapeuta se ha quedado dormido si responde de forma incómoda (después de ser despertado) o si de plano empieza a roncar.

Esto no significa que tu terapeuta no esté interesado en lo que dices.

Probablemente sólo esté cansado. Muchos terapeutas licenciados tienen su propia consulta y a veces pueden trabajar muchas horas para mantenerla en funcionamiento.

Sin embargo, es responsabilidad del terapeuta manejar su propio bienestar, descansar y mantenerse alerta para cada una de sus sesiones.

24. Sigue diciéndole que es el adecuado para usted

Tanto si tu terapeuta tiene el título de clínico, trabajador social clínico licenciado (LCSW) o psicoterapeuta, no debería tratar de convencerte sobre sus credenciales o métodos. Hacerlo puede hacerte sentir que en realidad no están cualificados.

Además de una relación profesional, también tienes una relación terapéutica con tu terapeuta.

Esto significa que si no estás obteniendo la curación que necesitas, entonces tal vez deban remitirte a otra persona que pueda funcionar mejor para ti. Si un terapeuta cree que te beneficiarías más de otro servicio, debería ser sincero al respecto.

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Si está en una crisis o cualquier otra persona puede estar en peligro, no use este sitio. Estos recursos pueden brindarle ayuda inmediata.

Un comentario

  1. Buenos consejos, Juan. La alianza terapéutica entre paciente y psicólogo es fundamental para que la terapia tenga éxito y es importante que esto lo tenga en cuenta la persona que acude por primera vez.

    un saludo!

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